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DONDE NACE LA CORRUPCIÓN

Uno de los flagelos que más aqueja a las organizaciones humanas en el mundo es la corrupción y como Órgano de Control Fiscal, nuestro principal norte es combatirla. Pero ¿Qué hacer cuando la corrupción en nuestros países latinos ha alcanzado las dimensiones de la Hidra de Lerna?, aquel monstruo mitológico que tenía siete cabezas y si se le cortaba una, dos más, se regeneraban de la herida.

¿Qué hacer?, cuando en las instituciones se descubren trampas para ganar contrataciones, ¿Qué hacer? cuando se toma como algo común que a un servidor público se le haga una indecorosa propuesta a cambio de ganar un contrato, o cuando oímos de gestores comerciales que cobran por hacer un trámite, cuando vemos, como a conveniencia se flexibilizan las normas y se aplica la doble moral, cuando se juega a ser el más vivo, el más inteligente, porque nos quedamos con un cambio que no era nuestro.

No sirve de nada, darnos golpes de pecho y quejarnos de la corrupción, hay que ir al origen del mal, allí donde se incuba la desgracia de una nación, y ese lugar no está en la política ni en las altas esferas, en las grandes corporaciones, está en el núcleo familiar, y esto sucede, cuando se abandonan los principios.

Recuerdo aquella publicidad de un padre que llegaba a casa jactándose de que le llevaba a su familia una película pirata, lo que para él era muy inteligente al pagar menos por ver el audiovisual, y el hijo responde que obtuvo un “20 pirata” en un examen” como su película, la moraleja de la pieza publicitaria es que la corrupción se permea en nuestros hogares tal como el agua entre las piedras, cuando le pedimos al niño que mienta al teléfono y diga que no estamos, cuando les pedimos que coloquen el cinturón de seguridad solo cuando vemos cerca a un agente del orden público, cuando nos estacionamos en sitios prohibidos, cuando les mostramos con el ejemplo que irrespetar las normas es ser más vivo o más inteligente. Inteligencia es tener valores porque éstos fortalecen a las naciones en momentos de crisis.

Necesitamos educar en la decencia, pues educar es mejor que sancionar, de allí que en la Contraloría General de la República, desde hace más de una década se realiza el Programa “La Contraloría va a la Escuela”, quiero explicar, la fundamentación de nuestro programa que no solo consiste en la elección de un contralor o contralora escolar, quien ejercerá las labores de supervisión, control y vigilancia de los recursos y servicios con los que cuenta la institución educativa, esto, va mucho más allá… lo que realmente queremos en el Sistema Nacional de Control Fiscal es formar y desarrollar los valores de honestidad, responsabilidad y participación ciudadana, así como también y no menos importante diseminar la semilla de la lucha anti corrupción.



Con este programa se busca que los niños se sientan comprometidos con el fortalecimiento de la formación ética y moral que el sistema educativo les ofrece, que sean agentes de cambio y que propicien deliberadamente, mediante el compromiso y el trabajo, transformaciones en lo social y cultural.

En el Sistema Nacional de Control Fiscal se tiene como norte que los niños a quienes llega el programa “La Contraloría va a la Escuela” se caractericen por ser quienes tengan el valor de asumir riesgos, de abrirse a nuevas ideas, que logren ver las posibilidades en una situación donde otros ven limitaciones, que se conviertan en quienes puedan incentivar en otros la capacidad de soñar, ser los que inspiren a su prójimo con la visión de lo que pueden aportar, que con su espíritu lleguen al de otros, logrando la integración de mente, cuerpo y alma, promoviendo la energía y capacidad en los demás.

Ambicionamos que tengan el deseo de sobresalir, la habilidad de dejar el ego en aras de lo que es mejor para todos, que posean mucha valentía y mas que la mente… el corazón abierto, que sumen a la Patria, creciendo como personas honestas, transparentes, correctas, que no se hagan los desentendidos ante lo que está fuera de la norma, este es el reto que nos planteamos con la futura generación, que todos y cada estén involucrados en el desafío de salvar la Patria a través de los valores.

Para culminar, quiero citar palabras de Martín Luther King “Lo que más me preocupa no es el éxito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin carácter, de los sin ética, lo que más me preocupa es el silencio de los buenos”. Seamos participes de crear esa buena educación para que en un futuro veamos a estos pequeños ser el motor que mueve a este país.


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