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La Primera Impresión Cuenta



Se Dice que “tener una buena imagen es la mejor carta de presentación” esto relacionado a la favorable impresión que queremos causar en los demás.


Cada persona tiene características que lo definen físicamente, una altura y peso determinado, una forma particular de la cara, un definido color de piel, de cabello y ojos e inclusive una determinada edad. “Jugando” con estas particularidades y muchas variables, es posible llegar a sacar un buen provecho de su imagen dando importancia a la presencia.

Desarrollar un estilo propio y un buen aspecto se puede conseguir “disimulando defectos” y “potenciando virtudes”.


Elegir un vestuario puede ser semejante a escribir una carta


Una carta se redacta en función a: El motivo, a quien se dirige, qué se quiere decir o contar, etc. Similares preguntas deben hacerse cuando se quiere elegir un vestuario adecuado. La carta debe dar una buena imagen de quien la escribe.


En relación a lo descrito, un ejemplo del motivo es nuestro trabajo.


A la hora de escoger la vestimenta para ir a trabajar, debemos recordar que la imagen que presentamos allí no es precisamente la que llevamos en nuestra vida social o personal. Para ir al trabajo las faldas o vestidos de línea simple por encima de la rodilla o por debajo de ella, pantalón recto sin pinzas, chaquetas levemente entallada en la cintura, camisas unicolor de botones o lisas sin estampados, en colores neutros o pasteles son lo más representativo para la apariencia laboral. En el vestuario masculino, las camisas de botones y corbatas con pantalones de pinzas o lisos; para un estilo más innovador y cómodo, es aconsejado el saco y la camisa sin la corbata.


Si bien es cierto que el vestuario es importante, tener una higiene personal también lo es.


Debemos tener un aspecto agradable y aseado. El vestuario, ha de lucir siempre bien limpio, planchado y en perfecto estado de conservación, el cabello arreglado y bien cuidado, uñas bien cortadas y maquillaje moderado (para el caso de las mujeres).


Hay que tomar en cuenta algunos factores importantes: En qué época del año se está, a que lugar se va, a quién va a ver, y a que hora, por consiguiente hay que adecuar el vestuario a la edad.


Tanto el hombre como la mujer deben contar con ropa que pueda cubrir tanto las necesidades más básicas de la vida cotidiana como las del ámbito social y laboral.


La imagen que a diario construimos será el reflejo de lo que realmente somos y lo que queremos que los demás vean en nosotros.

¡La primera impresión... sí, cuenta!

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